Noticias

28 MAY

Incertidumbre y oportunidad: el panorama del sector editorial según cinco editoras iberoamericanas

En este artículo, publicado por la revista Canéfora, se presenta una conversación con cinco editoras iberoamericanas que reflexionan sobre el rumbo de la industria editorial en estos tiempos.
Incertidumbre y oportunidad: el panorama del sector editorial según cinco editoras iberoamericanas

Por: Rocío Cely*

En: Revista Canéfora

 

La pandemia se ha convertido en el tema de conversación de todos los días y no es para menos: desde que se desató todo este caos, el golpe que ha recibido la economía ha sido uno de los más fuertes a nivel mundial en años recientes. La mayoría de los sectores económicos han vivido los efectos de esta situación por la que estamos atravesando y, precisamente, el sector editorial es uno de ellos. Quisimos entonces, desde Canéfora, conversar con cinco editoras iberoamericanas para conocer no solo la manera en la que han vivido esta situación, sino también para hablar sobre el oficio de la edición y, por supuesto, de sus libros. En esta conversación participaron Salomé Cohen (Grupo Planeta, filial colombiana), Noelia Fajardo (ilona libros), Julieta Marchant (Cuadro de Tiza Ediciones), Julia Echevarría (Alpha Decay) y Olga Martínez (Candaya).

***

Para las industrias culturales y, específicamente, para el sector editorial, la pandemia ha supuesto una amenaza monumental debido al cierre de escenarios culturales como las salas de cine, los teatros y las librerías; sin el espacio para la realización de eventos, muchas empresas han tenido que hacer malabares para sortear las dificultades de un público ausente, esencial para la supervivencia de las mismas. Uno de los primeros países en enfrentarse a esta crisis fue, sin duda, España, en donde incluso hoy, ya con un poco menos de restricciones, continúan luchando por mantenerse a flote; Olga Martínez, directora editorial de Candaya, nos cuenta lo difícil que ha resultado el cierre de las librerías y el estricto confinamiento al que se vieron sometidos durante los primeros meses de pandemia, además nos comparte cifras que no son muy alentadoras: “Las macrocifras que se filtran y se barajan son tan terroríficas como todo lo que hemos vivido y estamos viviendo: un descenso de la facturación en el comercio interior del 50% y del 70% en el comercio exterior… Datos de pesadilla para un sector cuyo signo ha sido siempre el de la fragilidad (por lo menos para proyectos editoriales arriesgados, como el de Candaya, que habitan en los márgenes de los grandes grupos)”. Ante esta situación, Julia Echevarría de Alpha Decay nos ha dicho algo que no solo aplica para el sector editorial sino que nos incluye a todos: “Tendremos que acostumbrarnos a trabajar en este clima de incertidumbre. Habrá que aprender a ser más precavidos y flexibles, y estar preparados para reaccionar ante los cambios de planes que probablemente vayan sucediendo”.

A pesar de esta incertidumbre a la que hemos tenido que acostumbrarnos poco a poco, es necesario continuar y para esto se ha necesitado recurrir a la reinvención y la implementación de distintas estrategias que puedan ayudar a solventar la crisis. Salomé Cohen, desde la fialial colombiana del Grupo Planeta, reflexiona sobre cómo darle la vuelta a la pandemia y prevé que en el sector editorial surjan de aquí en adelante múltiples libros alusivos a lo que han sido los últimos meses: “Siento que la pandemia nos va a dar tema para largo rato y creo que el coronavirus no es algo que se va a olvidar tan fácil; me puedo imaginar muchos libros y testimonios escritos por autores muy potentes como, por ejemplo, la crónica de Andrés Felipe Solano que ha vivido toda esta coyuntura desde Corea; creo que eso va a influenciar mucho la literatura y lo que se está escribiendo hoy en día”. De igual manera, Noelia Fajardo, de la editorial de libros infantiles y juveniles ilona libros, considera que es necesario cambiar de acuerdo a lo que estamos viviendo pues las cosas ya no son como antes: “Las cosas tuvieron que cambiar y por eso uno tiene que reprogramarse, reinventar, no nos podemos quedar en las mismas dinámicas de ventas porque definitivamente las cosas ya no funcionan igual, así que toca adaptarnos al cambio”. A pesar de las notables pérdidas que se han presentado en el sector, se han ganado también muchos lectores, en especial aquellos que habían abandonado la lectura por falta de tiempo o que encontraron en los libros la manera perfecta para sobrellevar la cuarentena. De lo anterior, es testigo Julieta Marchant que asegura haber comprado muchos más libros durante el aislamiento de los que compraba en tiempos ordinarios: “Como lectora te puedo decir que he comprado muchos más libros que antes porque necesito leer; conozco mucha gente que está leyendo y que antes de esto nunca había leído nada, hay una necesidad de conectarse con este medio”.

Ante la aparición de nuevos lectores a raíz de la cuarentena, contamos afortunadamente con un mercado abundante y diverso; estamos en un momento en el que los proyectos editoriales emergentes e independientes se han multiplicado, lo que hace que la oferta de lectura sea una de las más ricas de la historia. Quisimos preguntarles a las cinco editoras, cuál era su percepción frente a estas múltiples editoriales que están permeando el mercado cada vez con más fuerza y todas al unísono; desde sus distintas aristas, desde las distintas editoriales en las que trabajan, grandes, medianas o pequeñas, concuerdan con que no perciben este fenómeno como un escenario de rivalidad o competencia sino que, por el contrario, se sienten optimistas frente a esto que consideran un signo de que hay mayor interés en la lectura. En palabras de Salomé Cohen: “Entre más editoriales haya, más lectores van a haber. Es algo saludable para el sector porque eso quiere decir que va a haber mayor diversidad de voces”; Julieta Marchant, también considera que es algo bueno para el sector, desde lo que percibe en Chile: “Me parece muy ventajoso que aparezcan una multiplicidad de editoriales, el problema del mundo editorial es, de hecho, que está muy hegemonizado a partir del mercado y de la industria que, por lo menos en Chile, es una industria universitaria y académica, estas editoriales pequeñas dan una visión alternativa”. Julia Echevarría considera que el sector editorial es demasiado amplio y que en él hay lugar para muchos: “Es verdad que somos muchas editoriales, pero también son varios los nichos de lectores, y sus intereses son muy amplios y variados. Hay espacio para todos, vaya, y creo que en general reina bastante el compañerismo y la consideración del trabajo de unos y otros”.

En años recientes, se ha despertado un profundo interés por leer autoras y aparecido una suerte de ‘boom’, en el que los libros sobre feminismo y los libros escritos por mujeres se han ubicado en las vitrinas de todas las librerías. Esto no significa, valga la aclaración, que hasta ahora las mujeres han empezado a publicar cosas buenas. Siempre han existido escritoras maravillosas que, de una u otra manera, se han ido perdiendo en el tiempo pero que, gracias a ese interés reciente, múltiples obras han podido salir finalmente a la luz. Salomé Cohen celebra esta popularidad que han ido adquiriendo distintas autoras pero su deseo es llegar a encontrar una paridad que permita naturalizar el hecho de que las mujeres escriben y escriben bien; además, hace un llamado para evitar caer en etiquetas como la de ‘literatura femenina’ que, en lugar de ampliar el espectro literario, lo reduce: “en algún punto ese hecho se puede naturalizar, no creo que haya una etiqueta de literatura femenina y que esa etiqueta pueda abarcar toda la diversidad de cosas que escriben las mujeres, pienso que solo habrá una diversidad real el día en el que no sólo se publiquen mujeres sino también autores de otro tipo de razas, de otro tipo de colores de piel, de otro tipo de maneras de existir”. Esto, aunado al pensar de Julieta Marchant, que busca desdibujar las creencias de que lo que escriben las mujeres tiene que ver solamente con la emocionalidad, por lo que desde Cuadro de Tiza logra insertar esta escritura dentro del conocimiento, la política, el lenguaje y la cultura, evidenciando el aporte que la mujer hace dentro de la sociedad. Noelia Fajardo, considera además indispensable, la presencia de una mujer dentro de cualquier proceso de la cadena de producción del libro; esta presencia femenina es, para ilona libros, fundamental para poder obtener el resultado esperado al momento de crear un libro.

Este espacio, abierto al rescate, la reivindicación y la inserción de nuevas voces dentro del mercado literario, es considerado como una de las mejores noticias que se han tenido en tiempos recientes dentro del campo editorial, en palabras de Olga Martínez: “Que la literatura escrita por mujeres se haya convertido últimamente en tendencia editorial es, sin duda, la mejor noticia literaria de los últimos tiempos. Y lo es porque ejemplifica muy bien el profundo  impacto que la conciencia crítica feminista está teniendo en la cultura y en  nuestras vidas: por fin hemos entendido que ya era hora de estar atentos a una literatura invisibilizada por siglos y desterrada sistemáticamente de los cánones literarios”. Para estas cinco editoras, este ‘boom’ ha supuesto la aparición de muy buenas y diversas autoras dentro de los catálogos de las editoriales en las que cada una trabaja; lo que hace que, poco a poco, se pueda ir visibilizando todo el trabajo y la enorme contribución que realizan las mujeres al campo editorial y literario desde los distintos roles de la cadena del libro.

 

La labor editorial es, sin duda alguna, un oficio que se adquiere gracias a una profunda pasión por los libros; cada una de las editoras que entrevistamos, disfrutan de este rol y trabajan día a día por compartir ese entusiasmo con el público que lee cada uno de sus títulos. Quisimos, finalmente, conocer un poco sobre ese camino que las condujo a ser editoras y además, entender cuál es su visión particular sobre el oficio del editor. A pesar de que Salomé Cohen no sabía que quería ser editora, el vender libros en la Feria del Libro de Bogotá la condujo a lo que hoy es su día a día, todo gracias al amor por la lectura: “mi intuición me dice que el ser editor tiene que ver con un entusiasmo y un amor por la literatura y por los libros, tiene que haber una sensibilidad por lo que uno lee, pero también por lo que quiere leer la gente. Un editor necesita un buen oído para publicar libros bellos, gracias a mi experiencia he aprendido a escuchar a las personas correctas”. Además de la pasión que se pueda tener por la literatura, Noelia Fajardo tiene claro que este oficio supone una gran responsabilidad con el público al que se le están ofreciendo los libros que se hacen, en especial, el público de ilona libros que son los primeros lectores: “El oficio de la edición va acompañado de un componente esencial que es la responsabilidad que uno tiene con los libros que está editando y publicando; como editora, puedo decir que mi compromiso con los lectores de la primera infancia es muy grande porque la gente tiende a subestimar a los niños. Mi visión como editora siempre ha sido poder educar desde la narración tanto textual como visual sin escolarizar y tener un acompañamiento con los niños durante las lecturas de nuestros libros”. Para el caso de Julieta Marchant, el hacer parte de una editorial independiente le ofrece además la posibilidad de dar a conocer voces que nutran el panorama literario: “Mi visión del oficio de la edición es, que de alguna manera somos mediadores, en la posibilidad de que los libros emerjan, y en ese sentido, somos una cadena fundamental del libro; damos la posibilidad de que los libros puedan ser puestos en una mesa y lo que me motivó a ser editora tiene que ver con eso: en un momento había un tipo de literatura que me interesaba mucho y era sobre todo la literatura de mujeres porque tenía poca visibilidad en el mundo editorial independiente de la época, así que pude hacerle espacio a esas escrituras más marginales que no tenían tanta cabida como de hecho la tienen ahora”. Esta libertad para decidir qué publicar, es la misma que siente Julia Echevarría: “Estudié letras pensando en abrirme camino en el sector cultural; el oficio de la edición, que conocía bien por mi contexto familiar, siempre me había parecido muy bonito e interesante. Me siento muy afortunada de poder dedicarme a esto, y de trabajar en una editorial como Alpha Decay, que por sus características, me permite ejercer el oficio de la edición en su sentido más amplio y diverso, y seguir aprendiendo”. Finalmente, Olga Martínez nos cuenta cómo un viaje por Paraguay y Venezuela, junto a Paco Robles, hizo que se despertara el interés en crear un proyecto como lo es Candaya: “¿Qué hizo que dos profesores de literatura se empeñaran en editar libros? Creemos, como dijo Demócrito en una afirmación que Jacques Monod popularizó en su célebre ensayo, que todo cuanto existe es fruto del azar y la necesidad. Y así fue en nuestro caso: el azar nos llevó a Paraguay (en realidad nuestro viaje era a las Cataratas de Iguazú, pero nos quedaban unos días libres y decidimos acercarnos a Asunción) y a Venezuela (siguiendo un artículo de Enrique Vila-Matas titulado “Un hotel en las nubes” sobre su estancia en los Andes venezolanos) y tras conocer la obra de Elvio Romero y de Ednodio Quintero sentimos la necesidad de hacerla llegar a los lectores españoles: no podíamos entender que esos dos magníficos escritores, clásicos contemporáneos indiscutibles en su país, fuesen desconocidos en España, que nunca, en más de 500 años de historia y lengua común,  un  poeta paraguayo hubiese sido publicado en España. Y luego vino lo demás: 17 años de tozuda apuesta editorial por la literatura más comprometida, arriesgada, honesta e innovadora que se escribe en el presente a los dos lados del atlántico y 104 libros publicados (63 de ellos latinoamericanos)”.

A pesar de los tiempos inusuales en los que nos encontramos y los retos que toda esta pandemia ha supuesto para el mundo, el sector editorial ha encontrado un momento de cambio y de movimiento que ha venido construyendo desde hace poco. La aparición de nuevas editoriales, de nuevas voces y la presencia en el sector de editoras iberoamericanas como Salomé Cohen, Noelia Fajardo, Julieta Marchant, Julia Echevarría y Olga Martínez, nos permiten ver en la literatura un panorama un poco más alentador.

 

*Rocío Cely. Bogotá, 1995. Profesional en Estudios Literarios y Magíster en Estudios Editoriales. Fundadora de Sincronía Casa Editorial, proyecto enfocado en publicar poesía de autoras latinoamericanas. Es editora en la revista digital La Caída.

Volver a noticias