RUIZ SILVA, ALEXANDER
La experiencia formativo-creativa llevada a cabo con las madres de Soacha en la Universidad Pedagógica Nacional configuró un relato alternativo al de la pena por la desaparición y asesinato de sus hijos, a manos de organismos de seguridad del Estado. Así, mientras que ante los estrados judiciales, los medios de comunicación e, incluso, el mundo académico el relato de dolor ha sido funcional a sus denuncias y demandas de justicia; el trabajo realizado por ellas mediante el grabado y reconstruido aquí narrativamente permitió y propició la emergencia de un relato vital basado en los recuerdos de sus hijos vivos y en la alegría de recuperar, recrear y actualizar sus memorias. Ello implicó una suerte de expansión del campo de acción y las prácticas tradicionales de un taller de arte hacia nuevas formas de exploración y comprensión de la violencia política, que tanto ha afectado nuestra sociedad.nnPartimos de la idea de que para grabar en la conciencia colectiva las historias de las madres tienen que circular, hacerse visibles, convertirse en objetos, en registros públicos. Esta exteriorización es lo que permite que el drama personal se convierta en acontecimiento social: lo que les hicieron a sus hijos es grave en sí mismo, pero el crimen alcanza su verdadera proporción cuando la cifra de 6402 casos -sólo entre 2002 y 2008-evidencia que se trató más que de un abuso de poder aislado o localizado, de una política de Estado, una política de muerte, una tanatopolítica mediante la cual la vida humana se desvaloriza, se desprecia, se degrada con base en distinciones de clase, como si unas vidas valieran más que otras, como si la dignidad humana se pudiera tasar en una escala descendente. Así, al grabar no solo se denuncia un mal mayor, sino que se apela a la sensibilidad, a la conciencia de la sociedad más amplia para recordar, para retener lo acontecido y para conjurar colectivamente el miedo.