LEBLANC, MAURICE
Raúl se frotó las manos. Decidió volver a la posada y dormir. A su tiempo se enfrentaría de lo que preparaba el barón y sus invitados y de quién era la "criatura infernal" a la que deseaban suprimir. Puso todo en orden, pero, en lugar de marcharse, se sentó frente a un velador donde había una fotografía de Clarisa y, poniéndola delante suyo, la contempló con profunda ternura.